MÁS DURO QUE LO PREVISTO

El tránsito por la quincena más cálida del mes de marzo sobre la zona central del país desde que se llevan registros, se suma a las inusuales y persistentes condiciones de déficit pluvial que hubo durante el verano. El SMN ha publicado que en la ciudad de BA se alcanzó el record de temperatura máxima en 117 años de registro (38.9ºC). Con variantes en torno a este valor tan extremo, toda la zona núcleo ha padecido la ola de calor de la primera quincena del mes de marzo. La misma se vincula a la sequía, debido a la escasa moderación por parte de los suelos, de las altas temperaturas generadas por el bloqueo anticiclónico.

Después de mucho esperar, se salió de la influencia negativa de un forzante climático de escala planetaria (La Niña), para recalar en un bloqueo de escala regional, el cual además de no permitir la tan esperada recuperación de las lluvias, impuso temperaturas fuera de control, tal como mencionamos en el informe de la semana pasada.

Poniendo la atención solo al comportamiento de las lluvias de verano, las anomalías del trimestre diciembre-febrero, no dejan dudas acerca del duro impacto que ha tenido el fenómeno La Niña en esta tercera aparición consecutiva. Son muy reducidas las zonas que acumularon lluvias con potencial para alcanzar valores normales. El sudeste de BA, es quizá la zona más afortunada dado que ha logrado recurrencia de precipitaciones desde la última década del mes de enero. El mapa tiene la suficiente elocuencia como para abundar en descripciones. La imagen es un argumento suficiente para justificar la debacle productiva de la gruesa.

A lo largo del trimestre, el mes de enero fue el que insinuó una recuperación más generalizada (ver anomalía del informe mensual de Febrero), con gran parte del sudoeste de CB, LP y sudoeste de BA, sumando valores superiores a los normales. Durante la segunda quincena de enero, se produjo la ventana húmeda más importante y generalizada en la zona núcleo central, sin embargo la misma, apenas se sostuvo en los primeros días de febrero y las recuperaciones apenas si lograron sostenerse. Luego vino la irrupción de aire frío de mediados de febrero, convergiendo finalmente en un cierre de trimestre con lluvias muy pobre. De esta manera, en el recorrido completo del trimestre de verano, sólo vemos que el sudeste de BA logro escapar a las deficiencias pluviales, sobre todo en la segunda parte del trimestre. Esta condición aún prevalece, con lo cual esta parte de la región pampeana es la única que ha logrado vencer a la sequía.

La salida de la ola de calor, ha sido muy pobre en lluvias para la franja central, pero esto ha venido cambiando en las últimas horas. Ya con una masa de aire más mezclada y temperaturas más bajas, el vapor de agua es más susceptible de ser condensado en nubes con mayor potencial pluvial. Ya se han reportado lluvias variables en gran parte de del centro sur de las provincias del centro. Los registros tienen piso en los cuarenta milímetros, pero por sectores han llegado a triplicarse. El norte de BA, sigue sin acceso a esta mejora.

Si se generalizan las lluvias en los próximos días, deberíamos ingresar en un escenario mejorado en el comportamiento de lluvias. La sobreabundancia pluvial es lo que reclaman los perfiles. No se puede garantizar que eso suceda, sin embargo, estamos ante una situación de escala regional que ha cambiado positivamente y es el primer paso para tener un tránsito hacia un otoño con lluvias normales. Si eso alcanza para la fina, es una pregunta que tendrá respuestas dispares, diferenciada por zonas y que seguramente pondrá a prueba, nuevamente, a la ingeniería agronómica. El norte bonaerense por lo pronto, es la zona que sigue con una fuerte vulnerabilidad a la sequía, pero somos optimistas respecto de un cambio positivo en esta transición estacional.